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Málaga Bio: una crónica desde dentro

Por Rafael Cintora, CEO de RedVerde

Durante los días 3, 4 y 5 de junio, Málaga acogió Málaga Bio, el primer encuentro nacional sobre bioconstrucción prefabricada e industrializada, y tuve el honor de participar activamente como ponente, tallerista y parte implicada a través de RedVerde y Club Madera.

Este evento, organizado por Cesefor y la Diputación de Málaga, y con el apoyo de instituciones como el Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía, el Colegio Arquitectos de Málaga y la Fundación “La Caixa”, ha marcado un antes y un después en la conversación sobre sostenibilidad, industrialización y futuro de la construcción en nuestro país.

Desde mesas redondas hasta talleres prácticos, desde speed-chating entre empresas a visitas a obra real, Málaga Bio ha reunido a profesionales, instituciones, fabricantes y prescriptores en torno a un objetivo común: acelerar la descarbonización del sector de la edificación.

Esta es mi crónica personal y profesional de lo vivido durante estas tres jornadas intensas, inspiradoras y necesarias.

Primer día – 3 de junio: Apertura en el Colegio de Arquitectos

La primera jornada de Málaga Bio nos dejó claro que hablar hoy de construcción con madera no es una tendencia: es una necesidad y una realidad. Desde primera hora, quedó patente que la madera no solo es un material noble por su origen natural, sino que es el mejor aliado para descarbonizar el sector de la construcción. Así lo afirmaron voces destacadas de la industria que compartieron su experiencia con una convicción compartida: estamos ante un punto de inflexión.

En esta jornada se expusieron tres grandes ventajas de la madera frente a otros materiales. En primer lugar, su baja emisividad de carbono: al ser un recurso natural, los procesos de transformación de la madera consumen mucha menos energía que los del acero o el hormigón. Además, durante su crecimiento, los árboles capturan CO₂ que queda retenido en los edificios durante toda su vida útil.

En segundo lugar, se destacó la facilidad de industrialización de la madera como material y, por extensión, de los sistemas constructivos en madera. El paso de la obra artesanal a la construcción prefabricada permite mejorar los tiempos de ejecución, reducir los residuos, asegurar una calidad constante y controlar los procesos desde fábrica. Esto es especialmente relevante en un momento en que necesitamos soluciones rápidas, eficientes y sostenibles para el grave problema de acceso a la vivienda.

La tercera ventaja tiene que ver con la eficiencia energética: los sistemas en madera son compatibles con diseños de bajo consumo energético, lo que los convierte en la base ideal para construir edificios pasivos o de energía casi nula. Pero más allá de la técnica, se defendió la madera como una herramienta para regenerar los territorios, para luchar contra la despoblación y para formar personas que puedan trabajar en su propia comunidad. Una oportunidad de arraigo, empleo y sostenibilidad.

También se abordaron las barreras culturales y económicas que aún frenan la expansión de la madera, como el miedo al fuego —superado con creces por las prestaciones de la madera técnica— o la percepción de que se trata de una opción más cara. En este sentido, la inflación reciente ha igualado los costes y muchos proyectos pioneros, como Oceánika en Málaga, demuestran que hoy construir en madera puede ser igual de competitivo y mucho más beneficioso.

Lo que vimos en esta jornada fue la eclosión de una nueva mirada: no se trata solo de cambiar el material, sino de cambiar la manera de construir, de proyectar y de habitar. Como se dijo durante las ponencias, cuando nos olvidamos del miedo y volvemos a leer la buena arquitectura, leemos también la naturaleza, y eso cambia todo.

Desde RedVerde, celebramos formar parte de este cambio y de una comunidad profesional que está sabiendo mirar hacia el futuro con valentía, técnica e ilusión.

Segundo día – 4 de junio: Networking, prefabricación y conexión real

La segunda jornada de Málaga Bio continuó en el Centro de Innovación Social La Noria, en el barrio de Miraflores.

La mañana comenzó con una jornada profunda sobre la transición hacia una construcción más ecológica. Figuras como Jorge López (NEB), Carlos Llibre (011h) y Ana Carvajal (Arquima) debatieron sobre nuevos modelos constructivos, eficiencia energética y economía circular, dejando clara la necesidad urgente de evolucionar arquitectónicamente.

Mi intervención en la mesa sobre biomasa forestal con Gabriel Gutiérrez, Javier Calvo y Edgar Lafuente destacó el futuro proyecto Horizon a desarrollar junto a Cesefor y la Diputación de Málaga y su visión de usar biomasa local para fabricar tableros y elementos estructurales a base de residuos forestales no utilizados con impacto industrial y rural.

Se insistió en que, cuando las cosas se hacen bien, activando la industria ya existente y apostando por el conocimiento técnico, la construcción con madera industrializada compite en precio con los métodos convencionales. Pero las ventajas van mucho más allá del coste: hablamos de salud para quienes habitarán los espacios, mayor control de calidad, plazos predecibles y una notable mejora de las condiciones laborales en obra.

Los procesos industrializados permiten construir viviendas estándar de 200 m² en 5 cinco días de construcción en fábrica y otros 5 de montaje en obra. Si añadimos el tiempo dedicado a terminaciones, en 4 a 6 meses se entrega una vivienda lista para habitar. Este dato —que reduce de forma drástica los plazos habituales— es especialmente relevante para promotores, ya que la reducción del tiempo de obra tiene un impacto directo en la rentabilidad económica de los proyectos.

Hoy, construir en madera cuesta lo mismo que hacerlo en hormigón. Las cifras rondan los 1.400–1.500 € por metro cuadrado. Y quienes han construido con ambos sistemas lo confirman: la madera no solo compite en precio, sino que aporta un valor añadido al usuario final.

Sin embargo, la realidad actual en España es que solo un 1 % de la construcción industrializada utiliza madera o bioproductos. En otros países europeos, como Suecia, esta cifra alcanza el 90 %. En Francia, Alemania o Austria, se sitúa entre el 30 y el 50 %. Para cubrir la demanda prevista de vivienda para 2030, haría falta multiplicar exponencialmente esa cifra.

Aun así, se respiró optimismo: España ya cuenta con empresas profesionalizadas que están desarrollando productos de gran calidad y con capacidad para escalar. También se abordó la necesidad de adaptar las cadenas de valor de la madera a las particularidades territoriales.

Se destacaron proyectos como los de Nasuvinsa en Navarra —especialmente el edificio en Mutilva y el proyecto de Garralda— o el caso del Instituto Balear de la Vivienda, que apuesta por materiales autóctonos y residuales como la posidonia para lograr soluciones acústicas en madera.

La jornada dejó claro que la madera ya no es un material del pasado, sino una palanca de innovación hacia una construcción más industrializada, más humana, más equilibrada. Los productos mixtos, como los forjados madera-hormigón, se presentan como la vía para ganar confianza y generar soluciones técnicas viables para todo tipo de obras.

La sesión de speed‑chating fue un hervidero de conexiones entre empresas impulsoras de la vanguardia y el compromiso:

  • Finsa, referente indiscutible en el sector, lleva décadas apostando por la madera industrializada como eje de la innovación en la edificación. Su liderazgo en tableros técnicos y estructurales, como el Superpan Tech o el Compact MDF, se traduce en sistemas constructivos completos que cumplen con los estándares más exigentes de calidad, sostenibilidad y eficiencia. Con una fuerte implantación en Galicia y presencia internacional, Finsa es hoy sinónimo de fiabilidad y avance técnico al servicio de la construcción del futuro.
  • Egoin, con sede en Euskadi, es una de las pioneras en España en el desarrollo y fabricación de CLT (Cross Laminated Timber). Su compromiso con una construcción sostenible se refleja en la escalabilidad de sus soluciones, pensadas tanto para viviendas unifamiliares como para edificios de varias alturas. Su enfoque combina la precisión industrial con la personalización de los proyectos, marcando la diferencia en tiempos de ejecución, impacto ambiental y eficiencia energética.
  • Arquima por su parte, integra de forma magistral eficiencia energética, diseño arquitectónico y bienestar. Sus sistemas de construcción industrializada en madera abarcan todo el proceso: desde el diseño con BIM hasta la fabricación y montaje, con proyectos residenciales que destacan por su belleza, confort y muy bajo consumo energético. Su apuesta por la sostenibilidad va más allá del discurso: se refleja en cada detalle técnico y constructivo.
  • Treehood es un fabricante de elementos estructurales en madera, con sede operativa en Andorra (Teruel). Cuenta con explotación forestal propia, aserradero, fábrica de producto estructural, y oficina técnica, disponible para asesorar en los proyectos de sus clientes.
  • Xlam Dolomiti, ubicada en Italia, destaca por su capacidad de producción a gran escala y su experiencia en proyectos de edificación en altura. Además, mantienen un fuerte vínculo con la gestión forestal sostenible y la economía local, lo que refuerza su compromiso con la trazabilidad del recurso y la huella ambiental
  • Timberfor, con sede en Asturias, cuenta con una amplia experiencia en el sector forestal. Su principal actividad es el suministro de madera para los sectores de celulosa, energía eléctrica y cualquier tipo de sector que necesite materia prima forestal.
  • Biohaus lleva años desarrollando soluciones constructivas holísticas, con un enfoque centrado en el confort, la salud y la eficiencia energética. Especialistas en aislamiento ecológico, aplican principios de bioconstrucción para diseñar envolventes térmicas que protegen del frío y del calor, respetan la transpirabilidad de los edificios y favorecen el bienestar interior. Su visión es integral: desde los materiales hasta la cultura del habitar.
  • Simpson Strong‑Tie, líder mundial en sistemas de fijación, aporta a la madera industrializada un componente clave: la seguridad estructural. Sus herrajes están diseñados para maximizar la resistencia, facilitar el montaje y adaptarse a las exigencias de los nuevos sistemas constructivos. Su presencia en eventos como Málaga Bio es una muestra de cómo la innovación también pasa por los detalles menos visibles, pero esenciales.
  • Maderaula, impulsada por Club Madera y Fundación «la Caixa», representa la respuesta formativa al cambio que ya está en marcha. Con programas diseñados en colaboración con la industria, promueve una formación práctica y de calidad para jóvenes y profesionales que quieren incorporarse a un sector con gran proyección. Su apuesta es clara: crear empleo cualificado, conectar saberes técnicos y humanos, y facilitar el acceso a una construcción más sostenible, saludable y justa.

Finalmente, desde RedVerde tuvimos la oportunidad de aportar una pieza esencial dentro del ecosistema de la construcción ecológica: el conocimiento sobre revestimientos y acabados naturales no tóxicos, pinturas naturales y productos ecológicos pensados para proteger y embellecer la madera sin comprometer la salud ni el medioambiente. Compartimos nuestra experiencia con materiales que, además de ser sostenibles, respetan la transpirabilidad de los elementos constructivos, mejoran el confort interior y prolongan la vida útil de los sistemas de madera. Pudimos explicar cómo estos acabados se integran en un enfoque coherente con todo el ciclo de vida del edificio, desde la elección de los materiales hasta su mantenimiento. Es un ámbito que, aunque a menudo queda en segundo plano, resulta clave para garantizar que la construcción con biomateriales sea realmente saludable y alineada con los principios de la bioconstrucción

La tarde estuvo dedicada a demostraciones prácticas y networking en torno a sistemas constructivos innovadores.

La sesión comenzó con la entrega de diplomas al alumnado del curso de «Construcción industrializada con madera», organizado por Maderaula y la Diputación de Málaga y financiado por Fundación La Caixa. Un reconocimiento al esfuerzo de quienes ya están formándose para construir un futuro más sostenible.

A continuación, se sucedieron distintas demostraciones técnicas que permitieron ver en acción muchas de las ideas debatidas durante el evento.

En una próxima entrada compartiremos en detalle nuestra demostración con productos ecológicos para acabados, una experiencia que nos conectó con lo esencial: construir con salud, tecnicidad contemporánea, belleza y conciencia.

Tercer día – 5 de junio: Obras en vivo, construyendo el futuro

Nos desplazamos a los sitios de obra para asistir al montaje y ejecución reales de dos obras en curso.

Oceánika, ubicado en Torremolinos, cuenta con 180 apartamentos distribuidos en cinco alturas, y se erige como referente en arquitectura sostenible e industrializada gracias al uso del sistema CLT (madera contralaminada). Esta innovadora propuesta no solo apuesta por la descarbonización del sector, sino que también pone en valor el diseño bioclimático, la eficiencia energética y la digitalización de los procesos constructivos. Concebido desde el inicio para ser un edificio de madera, Oceánica destaca por su bajo impacto ambiental, su capacidad para reducir los tiempos de ejecución y por ofrecer un entorno más saludable y confortable para sus futuros habitantes.

Luego, visitamos las impresionantes Villas Karl Lagerfeld. Situado en la prestigiosa Milla de Oro de Marbella, este proyecto consta de cinco villas únicas que rinden homenaje al legado creativo del diseñador alemán. Cada vivienda ha sido concebida con un enfoque holístico en el que se priorizan la eficiencia energética, el uso de materiales naturales y reciclables, y la integración armónica con el entorno, logrando una simbiosis perfecta entre estética, sostenibilidad y tecnología.

Una experiencia transformadora y un punto de inflexión

Desde un punto de vista personal y profesional, puedo decir que Málaga Bio no fue simplemente una sucesión de conferencias: fue una experiencia transformadora. Una demostración real de que la unión entre lo ancestral —el uso tradicional de la madera, la arcilla, los saberes de cada territorio— y la industrialización más puntera no solo es posible, sino que es deseable y urgente. Es la senda lógica si queremos un modelo constructivo competitivo y verdaderamente alineado con los desafíos climáticos y sociales del presente.

Málaga Bio ha actuado como catalizador de una dinámica que ya no puede postergarse: la colaboración estrecha entre actores públicos, instituciones, industria, centros de formación e investigación, para tejer un nuevo horizonte en la edificación basada en madera y biomateriales. Ha sido inspirador ver cómo diferentes voces y trayectorias confluyen en una visión común.

Desde RedVerde salimos reforzados, motivados y con nuevas alianzas que nos impulsan a seguir aportando soluciones técnicas, colaboraciones estratégicas y divulgación rigurosa. Nuestro compromiso es claro: queremos que este modelo se extienda, se profesionalice y se instale como alternativa real en todo el territorio español. Porque no se trata solo de construir mejor, sino de construir futuro.

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